Supertransporte investiga fallas en control contra lavado de activos
Las empresas podrían ser sancionadas con multas de hasta 2.000 salarios mínimos mensuales legales vigentes.

El sector transporte se encuentra bajo nuevos estándares de supervisión, tras la creación del Comité de Supervisión de Cumplimiento del SARLAFT y de los Programas de Transparencia y Ética Empresarial, por parte de la Superintendencia de Transporte.
Esta instancia técnica busca reforzar el cumplimiento normativo en la prevención del lavado de activos y la financiación del terrorismo.
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Las empresas que incumplan con la aplicación adecuada del Sistema de Administración del Riesgo de Lavado de Activos y de Financiación del Terrorismo (SARLAFT) podrían enfrentar multas de hasta 2.000 salarios mínimos mensuales legales vigentes, como lo establece el artículo 46 de la Ley 336 de 1996.
La norma aplica a un amplio espectro de actores del sector, incluyendo transporte público de carga y pasajeros, concesionarios de infraestructura, operadores portuarios, centros de diagnóstico y enseñanza automovilística, entre otros.
La Resolución 2328 de 2025 detalla los requisitos que las entidades vigiladas deben cumplir: contar con políticas institucionales ajustadas a su realidad operativa , disponer de estructuras organizativas acordes al nivel de riesgo, tener códigos de ética definidos y garantizar reportes periódicos ante la Unidad de Información y Análisis Financiero (UIAF).
“Muchas organizaciones del sector aún no dimensionan los riesgos legales y reputacionales de no implementar el SARLAFT correctamente. No basta con tener un manual: se necesita una cultura real de cumplimiento ”, explicó Juan Manuel del Corral, vicepresidente de negocio de Cadena.
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El propósito de la medida no solo es controlar, sino fomentar una transformación interna en las empresas del sector. Un enfoque preventivo y estructurado permite identificar vulnerabilidades operativas, proteger la reputación institucional y generar confianza ante entidades regulatorias y terceros.
El incumplimiento, además de las sanciones económicas, puede dar lugar a investigaciones administrativas, por parte de la Superintendencia, lo que eleva los riesgos para empresas que aún no han adaptado sus sistemas de gestión del riesgo.